A continuación, hablaremos de las técnicas que proporcionan un mayor aporte en la prevención del estrés de la mayoría de las personas y que, además, son fáciles de realizar aun cuando nuestro tiempo sea limitado debido a la carga académica, laboral y doméstica que podamos tener:
Técnica
de la Respiración: Encontramos diferentes ejercicios que nos
ayudan a controlar nuestra respiración, volviéndola lenta y fluida, lo cual
relaja nuestra musculatura, mejora la oxigenación de la sangre y ayuda al
cerebro a desempeñarse mejor. Un ejemplo sería acostarse boca arriba, con los
brazos hacia los lados, concentrándose en la respiración por 3 minutos. Luego
se deben colocar las manos alrededor del ombligo y continuar respirando otros 5
minutos más.
Estilo de vida sano: Es esencial para mantenernos sanos, vivos y felices;
el hecho de que una persona duerma siete u ocho horas diarias, que se dé el
tiempo necesario para comer tranquilamente, dormir tranquilamente, que haga deporte al menos tres
días por semana ayuda notablemente a reducir el riesgo de padecer de estrés, basta
con mejorar nuestra alimentación aumentando el consumo de agua y evitando
comidas que estimulen en nosotros la sensación de fatiga e irritabilidad, y con
hacer caminatas vigorosas de al menos 20 minutos 3 días a la semana
Organización:
Para lograr organizarnos, debemos ser capaces de priorizar las actividades y organizarlas de manera
eficaz según nuestras necesidades y el tiempo del que disponemos. Un ejercicio
simple que nos ayudaría a planificar más nuestros días es realizar un horario a
consciencia, en donde dividamos nuestro día en horas de sueño, de estudio, de
alimentación y de entretención de manera equilibrada; esto ayudará notablemente
a disminuir el exceso de trabajo y la sensación de estrés y ansiedad. Al
principio nos costará adaptarnos, pero si se hace un buen ejercicio dará muchos
frutos a futuro.






